Maureen O’Hara (1920-2015)

26 10 2015

Michaeleen Flynn ¡Calma, calma chicooos! ¿Qué es esto, un noviazgo o un combate? Ten paciencia y no le sacudas hasta que sea tu marido y pueda devolverte los golpes.

[Michaleen Flynn, el personaje interpretado por Barry Fitzgerald en El hombre tranquilo, aconseja desde el pescante de su carreta a Sean Mary Kate, en su primer paseo como novios. Apenas unos minutos antes el hermano de ella, el bruto e impetuoso Red Will que incorporase Victor McLaglen, había declarado oficialmente inaugurado el cortejo a las puertas de la casa de la familia Danaher, gente de temperamento. Aunque la frase pertenece a Flynn, resume a la perfección la naturaleza tumultuosa de la relación entre Sean Thornton y Mary Kate Danaher, la pareja interpretada por John Wayne y la inolvidable Maureen O’Hara. Nunca he podido evitar una terrible debilidad, enamoradiza, por Maureen O’Hara, la actriz pelirroja que fue protagonista de cinco películas de John Ford  y novia de Duke, el sobrenombre que todos le daban a John Wayne, en tres de ellas: El hombre tranquilo, Escrito bajo el sol Río Grande. Es seguramente culpa de Ford, que nos traspasaba sus propios sentimientos hacia la actriz al filmarla en las películas, que yo me sintiera así. O culpa de John Wayne cuando decía aquello de: «Mi mujer preferida es Maureen O’Hara… porque es un tío cojonudo». Una frase que viene a resumir la extraordinaria proximidad afectiva, emocional y amistosa entre ambos. En su biografía de John Ford, titulada ‘Print the legend’ (como la célebre frase de El hombre que mató a Liberty Valance), Scott Eyman sostiene la idea de un relativo triángulo de afectos (que no amoroso ni sexual, hasta donde sabemos) en el que John Ford usaba en cierto modo a Wayne como intermediario cinematográfico de sus sentimientos hacia Maureen O’Hara. Como en la escena del beso bajo la lluvia, en la que insistía en repetir las tomas bajo el pretexto de que Sean debía besar de forma más apasionada a Mary Kate. En el fondo, ese grupo de amigos se comportaba como una familia, gente unida por ese tipo de lazos que se establecen en la película entre los personajes: fogosos, vehementes, sentimentales y, en ocasiones, impetuosos hasta el roce físico. Harta de que le tomaran el pelo -algo que los dos hombres hacían con frecuencia- Maureen O’Hara llegó a intentar golpear de verdad a Wayne en una escena. Lanzó su puño con toda la fuerza de la que fue capaz, decidida a alcanzar al grandote en el rostro, pero éste esquivo el impacto con un manotazo que apartó el puño de ella y que la dejó dolorida: «Me golpeé la muñeca, él supo que quería pegarle y luego me lo dijo… tuve que meter la mano en el delantal porque me estaba muriendo de dolor».

Este sábado, Maureen O’Hara se murió, a los 95 años, dicen los periódicos que escuchando la banda sonora de aquel filme, como si quisiera despedirse de todo desde la imaginaria Innisfree. Y con su fallecimiento nos dejó para siempre prendidos de la eternidad incuestionable que son las películas. De su cabellera rojiza y esos ojos verdes, a los que dio gloria el technicolor, y que son los tonos predominantes en El hombre tranquilo, una de las más felices obras de Ford. Es inexplicable de qué modo trabajan en nuestras emociones las películas. Al punto de que llevamos dos días con nostalgia de aquel viaje a Cong, en Irlanda, donde recorrimos los escenarios donde fue rodada, el puente, la casa y los alrededores de la iglesia del padre Lonergan. Con nostalgia de Mary Kate. De su mirada de refilón y su boca entreabierta. De sus rizos llameantes y la mirada huidiza de gacela, que se transforma en furia. De su rebeldía y su entrega, de la madurez y la ingenuidad. De su impulsiva, desordenada pelea por ser ella misma y ser amada, por darlo todo pero sin ceder su dignidad. De las bicicletas. De los delantales, las faldas, las boinas y los pañuelos, que enmarcaban un rostro que siempre nos pareció de una hermosura perturbadora, y de una débil franqueza emocionante. Nostalgia profundamente inexplicable, inexplicablemente profunda. Nostalgia de Maureen O’Hara. Una actriz a la que adoramos en el más amplio significado del término].