«Lo que pido es tiempo para acompañarle al menos un trecho largo de su camino vital, como espectador y como cómplice. Porque, de todas las sensaciones nuevas que me ha inoculado Luca, la peor es la hipocondria. Por primera vez en mi vida, temo morir. Me siento obligado a permanecer aquí al menos 25 años más, los que él pueda necesitarme, y en eso no quiero fallarle. Mi hijo no ha de ser lo que yo fui: un adolescente enfadado con el mundo porque se le murió el padre demasiado pronto. Voy a dejar de fumar».
[Ser padre consiste en vivir acojonado por la posibilidad de la pérdida… y en esa confusión encontrar el equilibrio necesario para no convertir a tu hijo en un estúpido. Y también, para no volverte loco tú mismo en la obsesiva carnicería mental que te procura el miedo. Miedo a que no esté. Miedo a no estar tú. Gistau hablaba de todo eso. Dejó escrito lo que todos acabamos temiendo: que no quede demasiado tiempo. Que nunca será suficiente. DEP].
Comentarios recientes