James, 2001

1 10 2011

Pleased to Meet You (Encantados de Conocerte), fue el noveno disco de James. En retrospectiva supimos que el título sonaba irónico: en lugar de un saludo, venía a anticipar la despedida. Una vez alcanzada la cima (Laid y su sucesor, Millionaires, alcanzaron el número 3 de las listas), comenzó el regreso a la tierra. Larry Gott, inspirador guitarra desde los primeros días, dejó la banda. Andy Diagram también, lo que le restó a James el característico sonido de la trompeta que tanto relieve tenía en temas como Born of Frustration, aquel Nacido de la Frustración, que era otro himno de hermanada desesperación aparecido en un elepé anterior a Laid, el magnífico Seven. Y en 2001 Tim Booth, voz y alma del grupo, el pegamento emocional de las canciones, anunció que necesitaba un descanso. Todos lo necesitaban. Habíamos pasado esos años en inseparable unión. Con las canciones de Laid hicimos todo lo que un incipiente treintañero que bordea una extraña infelicidad está obligado a hacer: lamentarse, disfrutar, escucharlas en silencio en desorientadas noches en los bares, seducir a quien admitiera ser seducida, ponerlas de fondo a un cuadro de piel sobre piel, algunos amaneceres suaves al otro lado de la ventana, madrugadas interminables… Pleased to Meet You, en general tendente a la mediocridad, aunque en España funcionó bien, tenía sin embargo una canción hermosísima, el último gran tema de una banda que en 2002 anunciaba su desaparición: Gettin Away (With It All Messed Up). James se despidió con un gran concierto en el Manchester Evening News Arena, en octubre de 2001, publicado como dvd y álbum en directo a lo largo de 2002. En la presentación de Getting Away… Tim Booth dijo: «Ésta es la canción que nos define como grupo: seguimos adelante en medio del caos y de errores que habrían hecho desintegrarse a la mayoría de las bandas…». No es sólo eso, es tambien un espléndido resumen de lo que la existencia nos demanda: seguir adelante mientras todo se derrumba alrededor. Nuestro pequeño escenario, compuesto por personas que van desapareciendo, por realidades contravenidas por el tiempo, por deseos incompletos, anhelos imposibles e ilusiones desechadas por obligación. Hay tantas cosas buenas, sí, pero esas te llevan adelante; son las otras las que educan: «Getting away with it all messed up / that’s called living». Salir adelante cuando todo se pone feo, eso es vivir. Esta es la canción que James dejó para definirse a sí mismos; la que algunos tomamos para explicarnos como personas.

Quedan solamente doce horas…





James, 1985

27 09 2011

El 21 de diciembre de 1983, España le metió 12 goles a Malta y José Ángel de la Casa lo celebró soltando un memorable gallo al gritar «¡Gol, gol de Señooor, gol de Señooor…!». Un mes antes, en noviembre, James habían publicado su Jimone, un EP con los tres peores temas que pudieron encontrar de su aún exiguo repertorio: What’s The World, Folklore y Fire So Close. El motivo de esa elección a contracorriente, sostiene su biógrafo Stuart Maconie, el deseo de «no quitarles brillo en el estudio a sus mejores canciones». Tal vez la mayor gloria de aquel primer trabajo, que vendió mil copias, fue ser el single de la semana en la revista New Musical Express y, sobre todo, que dos de sus compradores eran dos jóvenes llamados Steve Morrissey y Johnny Marr, aka… los Smiths, que versionarían después What’s The World. Uno, en aquellos días, pasaba muchas horas de esplendor en la hierba, durante el verano. Algunas con chicas y entre inocentes juegos de cartas, otras con un balón y una fila de botellas de cristal de 1 litro de Coca-Cola en juego… y otras varias mezcladas. El resto del año tocaban campos de tierra y juegos invernalmente insulsos. Mientras, allá arriba en North Engerland, aquel movimiento desordenado de un grupo fenomenal, pero aún larvado, llamó la atención de las dos más finas antenas musicales de Inglaterra en esos días: el extraordinario John Peel, que los llevó a hacer una sesión en su programa de la BBC Radio 1, y Tony Wilson, presentador de programas musicales (y otras variedades) en Granada TV, creador del sello Factory Records. Los educadores musicales de una y varias generaciones de melómanos británicos. Wilson fue quien juntó a James aquel año para subirse al escenario con otra de las bandas de su cuadra, New Order: primero en el State’s Ballroom de la ciudad de Liverpool; más tarde, y sobre todo, en la legendaria Brixton Academy de Londres, su primera aparición importante en la capital. Después de que Arconada se pasara el tiro libre de Platini por debajo de la axila en el Parque de los Príncipes, y que el imberbe signor Somniloquios anotara un rarísimo gol de cabeza que contribuiría a hacer campeón de Copa a su equipo de fútbol frente al Real Zaragoza (profético), el guitarrista Larry Gott se unió a James. Él entro por una puerta y Paul Gilbertson salió por la otra: sólo coincidirían en un concierto. Era 1984. El año que George Orwell había imaginado para la implantación de su Gran Hermano y otras exageraciones que se iban a quedar cortas. Y el año en que James fue invitado por los Smiths a acompañarlos en una gira de nueve fechas por la República de Irlanda. En 1985, impulsados sobre otro EP llamado -en el estilo prosaico de Factory- apenas James II, saltarían a un escenario mayor como el Festival de Glastonbury y el WOMAD. Y, sobre todo, a la gira Meat is Murder de los Smiths. De aquellos días viene este Scarecrow. Con su jersey de perlé azul cielo, clavado en medio de un campo de maíz, efectivamente Tim Booth podría espantar algún pajaro.

Faltan cuatro días y medio…





James, 1983

27 09 2011

En 1980, nosotros ya nos llamábamos como nos llamamos ahora, pero James se llamaba Venereal and The Diseases. En realidad, eran sólo un embrión de James, con tres nombres: James Glennie, bajo, Paul Gilbertson, guitarra, y Gavan Whelan, baterista; y nosotros apenas un embrión de nosotros mismos, aunque con la semilla de El Gran Error ya incrustada: habíamos leído Miguel Strogoff, de Julio Verne, y nos fascinaban dos personajes: Alcides Jolivet y Henry Blount, periodistas. Pensamos que queríamos hacer lo que hacían ellos y contar las aventuras del correo del Zar u otros personajes. A esa determinación vocacional la han dado en llamar los historiadores El Gran Error. Nos interesaba más el baloncesto que el fútbol, o eso nos parece ahora porque recordamos mucho más nítidamente a sus personajes de esos días. En la habitación teníamos un póster de Walter Szcerbiak con el Real Madrid y otro con el cartel de la película Grease. Tal vez aquel Se Busca con la imagen hippie de Jesucristo. Algo más tarde, los chicos de Manchester pasaron a responder por Volume Distortion y ese año tocarían con The Fall en el Polish Cavendish Hall de su ciudad, bendita ciudad. En 1982 nosotros admirábamos a Kevin Keegan y aprendimos algunas cosas sobre la fatalidad en aquel verano de Naranjito, cuando probablemente se forjó un trauma de carácter generacional sólo extirpado en Sudáfrica. Entonces ellos pasaron a llamarse Model Team International.  Y, cierta noche en la discoteca de la Universidad de Manchester, aquellos tres o alguno de ellos (Paul Gilbertson, cuentan) se fijaron en un tipo flaco que bailaba con evidente desorden de miembros y le propusieron bailar para ellos. Tim Booth, demasiado borracho para responder de acuerdo a la leyenda, encontró a la mañana siguiente un número de teléfono escrito sobre el dorso de su mano. Marcó. Poco después se llamaron Tribal Outlook y, enseguida, James, culminando la búsqueda de un nombre sencillo e impersonal. Y los tres miembros de la banda le pidieron a un guitarrista local, Larry Gott, que les enseñara algunos trucos con el instrumento. En 1983, el sello Factory (inventor, inspirador e impulsor del movimiento Madchester, que iba a cambiar la música popular inglesa y mundial para siempre) los invitó a tocar en su club, The Haçienda. Hicieron, por ejemplo, Discipline, con Gilbertson y Whelan intercambiando sus instrumentos; Glennie al bajo; y Booth en la voz… O Voz en la booth…

Faltan cinco días…