Adiós, muchachos

16 03 2011

No se es matador de toros sin una cornada. A las seis y media de la tarde del sábado salí del campo en parihuelas, con un pie colgando, sujeto por dos compañeros y por el aplauso que se dedica en el rugby al herido de guerra. Qué lastimoso honor. O tal vez no: una vez más, como tantas otras, como hicieron y harán muchos otros, le había entregado mi cuerpo al club. Una premonición, o el gusto de las viejas costumbres, me decidió a la charla previa, en el círculo hirviente que se forma justo antes de jugar. El amor a la camiseta, el orgullo de tenerla puesta en territorio rival, adelante y siempre adelante, hasta la sangre si fuera necesario. Yo no tenía previsto estar esa tarde, a esa hora, en ese lugar, diciendo esas cosas. Pero había hecho ya mío el partido, saltándome (cuántas veces más) la lógica de un tobillo apenas recuperado. Los peligros de ir a ver un partido, como escribí otra vez. El engaño de sentirme otra vez vivo. La memoria indiferente del cuerpo, que entra en el hábito de los golpes de inmediato, con el mismo gusto con el que ingresa en una piscina de verano al sol. Otra vez el deseo inconsciente. Al campo de rugby hay que salir muerto, o no se sale. Otra vez la familiaridad de estar donde uno quiere… Otra vez inmortal. O ya no.

A las siete y media de la mañana del domingo, tirado en la cama, escuchaba a Otis Redding cantarme (Sitting on) The Dock of the Bay, sin poder dormir ya, fracturado el peroné, varado en la perdición de este final que ya no creo poder evitar. Para asumir que podría haber sido mi último partido, recordé el primero, tan lejano y confuso, aquel miedo inicial, aquel rugido interior en los choques de las primeras, la pelea por no hundir la melé, por no ser yo quien cayese. Y ahora me veía, tanto después, mucho después, sentado en el muelle de la bahía, mirando la marea que sube y baja, los barcos que entran y salen de puerto, lejano, ajeno, triste, solitario y final en la intimidad de un llanto muy lento y silencioso. Wasting my time… Y sin poder silbar la melodía, como Otis. La debilidad produce monstruos como éstos. También la noche, cuando los significados se desdoblan, todo parece posible o imposible, magnificado de un modo extraño. Entonces ocurrió como una epifanía melodramática. Ahora la escena me resulta improcedente, exagerada. Si la cuento puede ser que quiera conjurarla, exponerla a la necesidad de su anulación.

Aguardo para esta tarde el cuchillo que volverá a poner todo en su sitio. Un mínimo reajuste, puede ser. Pero, en el fondo, un bisturí que raja el tiempo y lo pone del otro lado. La hoja que habrá de llevarse por delante la pérfida y falsa inmortalidad de quien ya no pasa por joven. No aplaudan, no hay por qué. No fuimos nada. Sólo chicos que eligieron un deporte sin saber bien qué había al otro lado. Mirando a Pascal Ondarts, a Fitzpatrick, a los Hastings, a Brian Moore, a David Sole, creímos que podríamos aproximarnos a aquello, entender algo. Lo hicimos, de alguna forma tan modesta que parece inadecuado otorgarle importancia. Y sin embargo, nos dio tantísimo… No me hagan caso: aplaudan a ese uno que se va en los brazos de dos compañeros, aplaudan a todos los chicos que jugaron con nobleza. Pero respeten que ese uno agradecido quiera al mismo tiempo negar el aplauso, no escucharlo, aborrecer la cortesía acostumbrada de este juego. Es su rabia impotente y algo patética la que lo rechaza. Él no quiso jamás acabar así, aunque debía de ser el único modo. Él quiso seguir siempre en el campo. Adelante, adelante… Hasta la sangre si hiciera falta.


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12 responses

16 03 2011
davicius

Pues mucho ánimo con la recuperación. Esperemos que el obligado tiempo de convalecencia te permita aparecer más frecuentemente por Somniloquios…. Abrazos

16 03 2011
Javier

Una verdadera lastima escuchar esta noticia. Mucho animo desde Pamplona y esperemos que te recuperes pronto.

16 03 2011
david marco

ANIMO! Con tus palabras me das aliento para seguir luchando en este deporte. GRACIAS AMIGO!

17 03 2011
Chippo

Supongo que como algún día lei, un jugador, especialmente un primera linea, nunca deja el rugby. Si acaso, el rugby lo puede dejar a el. Pero tampoco. Es por eso que pienso en lo mucho que me queda cuando solo cuento con 25 años y el dos a la espalda. Y es por eso que hoy, estoy seguro que mas pronto que tarde, cuando el rugby quiera, estarás aqui de nuevo, contantdonos otra batalla, de nuevo desde dentro!

Yo desde la primera linea, brindo ese aplauso, aunque el 1 no lo quiera escuchar.

17 03 2011
Lema

[…nunca hay un adiós total entre dos nieris, siempre es un nos volveremos a ver, en algún lugar del tiempo…]

17 03 2011
Per

Aguante, tanque, todavía
Vamos tanqueeeee

17 03 2011
Morgan

Animo Mario; Bienvenido al colectivo de los que algún dia (algunos, hace ya mucho tiempo) salimos en cabestrillo de un campo, por penúltima vez.
Siempre tendrás el consuelo de haber muerto en la trinchera (deportivamente hablando), pero estoy seguro, que continuarás ligado al rugby, de una manera u otra. A las malas, como simple boyeur de nuestro querido deporte.
Como ya sabrás el amigo Carlos y un servidor, estubimos en Twickenham el domingo pasado. El próximo 6 naciones, contamos contigo. (Ventajas de no tener que jugar, precisamente cuado te dicen de ir a ver algún partido). Cuando vengas a Sant Boi, avísame y tomamos una cerveza,,,,,,,(ó más)
Lo dicho, mucho ánimo y que te recuperes pronto.

17 03 2011
Jeremy North

Mucho ánimo, Mario, y recupérate pronto, sobre todo haz una buena rehabilitación.

Un abrazo.

17 03 2011
Uncas

Ánimo pilier,tira de riñones que esta la ganas.

2 04 2011
JESUS PUERTAS

UN HONOR MARIO, TODO UN HONOR.

5 04 2011
El aceitero

Como ya han dicho antes…. UN HONOR MARIO…
Un antiguo de este mundo del oval decia……
Un pilier no sale del campo ni para beber agua, cuando el arbitro pita el final del partido, siempre esta con los mas rezagados del equipo contrario comentando alguna jugada y dando las gracias por su presencia……..

Pero ocurre en ocasiones que el pilier abandona el terreno de juego por la fuerza … y que mejor manera de hacerlo que a hombros de los compañeros y con el caluroso aplauso de los que han disfrutado de su lucha y entrega en el campo.

Fuerza Mario… a los buenos pilieres no hay cirugia que nos detenga….

14 04 2011
carmelo S.

Mario, ha sido un honor jugar con/contra tí. Espero que no nos dejes del todo. Hay vida en el rugby despues del juego. Un abrazo.

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